"Truca un inspector" (Llama un inspector) de John Boynton Priestley

El jueves pasado fuimos a ver "Truca un inspector". Hacía mucho tiempo que no iba al teatro y cuando supe que estrenaban esta obra, que por cierto tenía ganas de ver desde hacía años, no nos lo pensamos.


La historia es sencilla, un inspector de policía se presenta en casa de los Birling, interrumpiendo una celebración familiar. El inspector está investigando el suicidio de una joven y sospecha de la implicación de toda la familia en el suceso.
El autor, John Boynton Priestley, aunque escribió la obra en 1945, fue toda su vida un socialista convencido y usa una trama de suspense para hablarnos de la justicia social y un necesario cambio en la sociedad de principios del siglo pasado. Esta obra se cataloga, junto a otras de la misma época, como "Time plays", es decir, historias en las que los sueños premonitorios y la percepción no lineal del tiempo juegan un papel importante. En este sentido "An inspector calls" se guarda una sorpresa final.
En general, la obra nos gustó muchísimo. Los actores realizan un trabajo impecable. Pou tiene una gran presencia en el escenario, aunque el foco esté centrado en la familia. Victória Pagés me gustó especialmente, creo que tiene un gran dominio del escenario por lo que me resultó muy creíble su papel de dama victoriana, y también Paula Blanco, en el papel de hija, aportando a su personaje juventud y el apunte de una nueva actitud ante la vida.
La escenografía, a cargo de Pep Duran, nos pareció excelente: nos mostraba un salón victoriano muy elegante pero sin ser demasiado recargado, y el diseño de luces era soberbio, recreando la atmósfera oportuna en cada momento.


El vestuario de los actores, en el caso de ellas, me pareció original, pues no era exactamente una copia de la época, sino que la recordaba, de hecho, estuve convencida de que eran diseños de Natalie Capell, pero en el folleto vi que eran de Nina Pawlowsky.
La obra tiene una duración de hora y media, sin entreacto, lo que es de agradecer, pues los parones me resultan pesados con la consiguiente espera y la recuperación del silencio y la atmósfera necesaria para continuar la obra.
Por poner un pero, quizá me sorprendió el tono de voz un poco bajo de Pou, como cuchicheando. No sé si decidió hacer así su personaje o tenía afectada la garganta, pero eso y alguna que otra minucia no desmerecen una obra que pienso que vale mucho la pena ir a ver. Si no podeis ir al teatro siempre tendreis la posibilidad de ver la película de 1954 "An inspector calls"

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