Esta mañana, recordé la muerte de Elizabeth Taylor. Es triste ver como los mitos de toda la vida se van yendo y, aunque no los conozcamos personalmente, son tan habituales para todos que forman ya parte de nuestra biografía sentimental.
Pero me voy a quedar con la primera vez que vi la película "Mujercitas" y lo guapa que me pareció Amy y eso que mi favorita en el libro era Jo. Y cuando ya adolescente vi "La gata sobre el tejado de zinc" vaya pareja esplendida con Paul Newman, que guapos eran y que cejas más pluscuamperfectas tenía ella, las quise emular, sin conseguirlo, por supuesto.
Tantísimas películas, "Gigante" y una que me dio miedo "De repente el último verano" que gran película, el amor a veces puede ser mortal, como pasa en esta.
Y por último un recuerdo, el de ir al cine que teníamos cerca de casa, el Victoria. Fuimos toda la familia a ver una de Liz, "Una mujer marcada". Debía andar yo por los diez años más o menos y, al llegar a casa, nos encontramos a un vecino sentado en un banco de los jardines y mis padres se pusieron a hablar con él. ¿De dónde venís? Hemos ido al Victoria. Ah y ¿cómo está la Taylor? Tremenda -contestó mi padre- está tremenda.
Comprendí que había algo que yo no había captado en la película. Me había parecido un poco aburrida: la historia de una mujer con un amante casado, que se desesperaba, aguardandolo en su habitación fumando, vistiendo una combinacion de color azul noche... ese algo aún tardaría en comprenderlo, como tantas otras cosas.
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