Arte y ciencia (1ª parte)

Con este post inicio una nueva serie de entradas en las que analizaré la relación que existe entre la ciencia y el arte. Empezaré hablando de los médicos en el arte. No pretendo realizar un recorrido exhaustivo por todas las obras de arte relacionadas con cada tema, lo cual sería imposible, pero trataré de dar una amplia visión en cada caso. Tampoco voy a seguir un orden cronológico pues mi objetivo no es enciclopédico solo pretendo hacer pasar un rato entretenido a todos aquellos que lean nuestro blog.

¿Qué observa el médico de la siguiente imagen?

Gerrit Dou (1613-1675). El médico (1653). Óleo sobre tabla.
49,3 x 36,6 cm. Kunsthistorisches Museum, Viena
Dou representa aquí, como hizo en otras ocasiones, a un médico practicando una uroscopia, es decir, la inspección visual de la orina para establecer un diagnóstico. Antiguamente era un procedimiento habitual, como prueba de ello los pintores holandeses del siglo XVII suelen mostrar a los médicos de esta forma.
Entre Gerrit Dou y Jan Steen, realizaron más de veinte versiones de médicos uroscopistas. Aquí dejo otra muestra:

Gerrit Dou (1613-1675). La mujer hidrópica (c. 1663)
Óleo sobre tabla. 86 x 67,8 cm. Museé du Louvre. París
El análisis incluía la observación del color, los sedimentos y la densidad, el olor e incluso probar la muestra para determinar su acidez. A partir del siglo XVIII esta práctica dejó de tener importancia en el diagnóstico y paralelamente desaparece también del arte.

¿Por qué le abren la cabeza?

El cirujano (1550) Jan Sanders Van Hemessen (1500-1566).
100 x 141 cm. Oleo sobre lienzo. Museo del Prado. Madrid
Este es también un tema típico de la pintura flamenca: la extracción de la piedra de la locura. Se creía que la piedra de la locura era la responsable de la estupidez o de la locura del ser humano y la trepanación que se le practicaba al paciente no tenía ninguna garantía sanitaria. Sin embargo, la representación de la operación en la que el paciente aparece totalmente consciente puede darnos a entender que la intención de la obra es más moral que relatar los hechos reales. El pintor retrata las costumbres flamencas del siglo XVI en las que se incluían las de extraer el dinero de los pacientes más que sus males. Otra obra muy conocida del mismo tema es la siguiente:

Piedra de la Locura (1475-80)
Hieronymus Bosch. El Bosco. (1450-1516). 
48 x 35 cm.
Oleo sobre tabla.
Museo del Prado. Madrid
Los testimonios escritos dan a entender que algunos casos que realmente se ejecutaron tenían el carácter de una lobotomía. En la práctica más frecuente, esta extracción era un rito simbólico que el curandero realizaba sobre el paciente, para curarle de la estulticia.

Lo que viene a continuación se ha tachado de milagro. ¿Qué hicieron los Santos Cosme y Damián para que hablemos de milagro?

Milagro de San Cosme y San Damián. Pedro Berruguete (1450-1504)
Museo de la Real Colegiata de San Cosme y
San Damián de Covarrubias, Burgos, España
El milagro de los hermanos gemelos fue ni más ni menos que el trasplante de una pierna. Por este motivo son patrones de los médicos cirujanos. Según los escritos, fueron a buscar al cementerio la pierna de un criado negro (etíope), o de un "moro" según las versiones, que acababa de fallecer y se la trasplantaron a un enfermo enterrando a continuación la pierna del paciente junto al muerto.  Pero es difícil creer que todo eso ocurriera, pues de entrada es dudoso que el receptor aceptase la pierna de un "infiel" y en segundo lugar lo más probable es que la operación fracasara dando al traste con la pierna trasplantada.

Milagros de los santos médicos Cosme y Damián.
Fernando del Rincón (c. 1500). Museo del Prado. Madrid.
¿Cuantos años tenía Picasso cuando pintó la visita de este médico?

Ciencia y caridad. (1897) Pablo Ruiz Picasso (1881-1973)
197 x 294,5 cm. Oleo sobre tela. Museo Picasso. Barcelona.
Picasso tenía 15 años cuando pintó este lienzo en el que la ciencia está representada por el médico y la caridad por la monja. El médico coge la mano de la paciente mientras le toma el pulso y mira su reloj. Es el típico médico de cabecera (el de la cabecera de la cama) que a finales del siglo XIX representaba el ejemplo de científico frente a las clases medias y populares, por encima de físicos, químicos o ingenieros. La paciente parece tener un pie en el otro barrio y su cuerpo parece haber desaparecido bajo la manta.

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