Entre el cielo y la tierra...

...y con el mar de fondo. Así pasamos la tarde una representación de los cazadores de Hermes en el cementerio de Montjuïc. Nuestro objetivo no era el dios Thot, pero también habían seres alados de por medio, ya que, con motivo del concurso de fotografía que organiza Cementerios de Barcelona, nuestras cámaras dispararon sobre numerosos ángeles de piedra.














Las bases del concurso no me permitieron incluir la anterior fotografía, supongo que porque se reconoce la lápida que se encuentra destrozada, o por eso mismo, porque está destrozada. Pero quien crea que algo es para siempre está muy equivocado. Ni las tumbas son para siempre. Y un cementerio es también el lugar donde el tiempo deja huella. Deja su impronta sobre las cerraduras que impiden que los vivos entren.



Dejan huella sobre los objetos que con amor dejaron los más allegados a sus seres queridos.



El tiempo los retuerce y deforma hasta hacerlos irreconocibles.



Pues, aunque en el cementerio las calles sean de doble sentido, el tiempo solo transcurre en una dirección.



Es la dirección de la eternidad...


Fotos a concurso: en las págs 109, 110, 126, 127, 130.

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