Ayer sábado, fuimos a merendar a casa de A, fue genial. Como tenía galletas en el congelador hibernando, decidí hornearlas y llevarlas para el té, mientras las hacía, la casa se llenó de un olor a mantequilla-chocolate-canela buenísimo.
La verdad es que el aspecto no es perfecto, pero os aseguro que estaban muy buenas y con los tés que nos sirvió A combinaron de maravilla.
Siempre que vamos a su casa lo pasamos muy bien pues ella es encantadora y su casa es muy acogedora. Por cierto, que nuestra amiga es artista y tiene un blog que hemos añadido en la barra lateral, aunque no lo mueve desde 2008. Desde aquí la animamos a que nos siga mostrando sus obras de arte y explicándonos todo lo que hace que es siempre muy interesante.
Y, por petición de Cristina, mi "agrupación" de animalitos que leen os saludan.
Si os fijáis, hay un conejo que ha perdido una oreja, pobre, no se adonde habrá ido a parar. También hay una niña y una bruja. De todas las que tengo, la que tiene una historia más divertida es la del elefantito: imaginad, paseábamos por París, por la Île Saint-Louis, y de repente veo una tienda con miles de figuritas, tenían animalitos que, desde tocar el piano, a bailar, o beber, hacían de todo. Tuvimos que entrar y lo difícil fue explicar que buscaba animalitos que leyeran. Menos mal que la señora de la tienda era muy amable y debía estar acostumbrada a que le pidieran animalitos haciendo cualquier cosa. De hecho sus primeras palabras para ayudarme fueron (en francés) usted hace colección de...fue muy divertido buscar lo que yo quería en ese zoo.
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