Este año, la 4º edición del 48H Open House BCN ha llegado con algunas novedades. Todas ellas relacionadas con la recaudación de fondos. Cobraban 2 € por la guía que antes era gratuita, han creado una app que cuesta 0,89 €, y unos pases de uno o dos días que te permiten evitar las colas y que costaban entre 30€ y 50€, todo ello para que el evento siga siendo gratuito, pero es que si, algún día, dejara de serlo, perdería toda su esencia. De hecho, si consultáis la web de open house worlwide veréis que la gratuidad está en su definición: "showcasing outstanding architecture for all to experience, completely for free". Si igualmente costeamos el evento, no pagando entradas, pero sí a través de todos los demás artículos (la app la tuve que comprar porque la web no funcionaba) no sé si es "completely for free". No sé cómo se lo montan en otras ciudades, pero como ya mencionamos, podrían haber buscado otras formas de financiación.
Una vez hecha la pequeña crítica a la edición, pasaremos a lo positivo: las visitas.
Nuestra primera visita fue a la Casa Muley Afid donde actualmente se encuentra el consulado de México.
Esta visita la pensamos tras ver la entrada que hizo Conchita el año pasado en su blog: Barcelona en horas de oficina. Os recomiendo que leáis su entrada, ya que es muy completa, y así yo me evito repetir lo que ella muy bien describió. Además, la explicación que nos han dado en este caso ha sido muy escasa (otra crítica), y luego la visita es muy rápida, tal y como ella me responde a mi comentario, al ser un consulado la seguridad prima y en unos 10 minutos ya estás fuera.
Fachada que da al Paseo de la Bonanova |
Tras esa pequeña explicación en el jardín posterior de la torre, en la que supimos el origen marroquí de la casa, pasamos al hall de entrada.
De ahí pasamos a la sala en la que un reloj ocupa una posición destacada.
El reloj está parado. La hora que marca es la de 1939, cuando entraron las tropas franquistas y el conserje decidió guardarlo junto a otras pertenencias para evitar ser saqueadas. Cuando se decidió devolverlo a su lugar se mantuvo la hora como recuerdo de aquel hecho. Luego subimos al despacho del cónsul, donde destacan los frescos anónimos de la pared con escenas cotidianas de la vida burguesa.
De ahí salimos a uno de los dos balcones de la torre.
Desde el que se podía ver el jardín y el otro balcón. De ahí ya salimos a la calle.
La visita es realmente corta, la más corta de todas las que hemos hecho durante las cuatro ediciones. Nuestra recomendación es que, si pensáis hacer esta visita, y para ello tenéis que desplazaros, aprovechar para ver otros edificios, de lo contrario, aunque la torre es bonita y la visita es interesante, os sabrá a poco. Y eso es lo que hicimos. Tras salir de la Casa Muley Afid, nos dirigimos a la siguiente visita a escasos metros: el Colegio de Médicos de Barcelona, pero ésta será el asunto de nuestra próxima entrada.
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