En la tarde del sábado, que maratonianamente tuvimos que dedicar a realizar las visitas ya que en Semana Santa es el único día que pueden llevarse a cabo, fuimos a ver el Institut Pere Mata.
El Institut se encuentra a las afueras de Reus (Carretera del Institut Pere Mata s/n), por lo que para llegar, si no dispones de vehículo propio, es necesario escoger algún otro medio de transporte: ya sea bus (aunque en Reus el bus tiene unos horarios muy raros), el taxi (una opción que sale muy cara) o con el tren de San Fernando (unos ratos a pie y otros andando; aunque hay una zona de carretera y está a varios km del centro). Nosotros optamos por la opción más cómoda y cara. Es necesario decirle al taxista que te deje en la entrada turística, ya que en el Institut todavía funcionan el resto de pabellones y únicamente se visita el de "los distinguidos".
Mientras esperábamos que empezara la visita guiada (a las 16:30 h) pudimos deleitarnos con la hermosa fachada y los jardines que lo rodean. El conjunto de edificios fueron proyectados por Lluís Domènech i Montaner y constituye uno de los espacios modernistas más bellos de Catalunya. La lectura simbólica del ornamento tenía como objetivo transmitir vitalismo y energía positiva tanto a los enfermos como a las familias.
El león alado representa la fortaleza. A la derecha el escudo de Reus |
Lo primero que llama la atención es el entorno, en una colina denominada Boca de la Mina,
es un paraje de aire limpio y ambiente sereno. Condiciones ideales para construir un centro destinado a enfermos mentales. No en vano el emplazamiento fue decidido conjuntamente entre arquitectos y médicos. La primera piedra se colocó en 1897 y se inauguró en el año 1900. Por su planimetría, el diseño del proyecto se considera el precedente de lo que más tarde aplicaría al Hospital de Sant Pau de Barcelona. La distribución de pabellones respetaba determinadas pautas médicas, entre ellas la separación por sexos, clase social y grado de la enfermedad. El pabellón 6, el de los Distinguidos, era para hombres de clase alta y trastornos leves. Tras una explicación en el exterior entramos a visitarlo. Lo primero que ves es el salón central de lectura, música y reposo:
El espacio expresa un alto grado artístico a través de la cerámica de las bóvedas, de los arrimaderos, del mosaico romano del pavimento, de los vitrales polícromos...
En la planta baja se encuentra también el comedor y la sala de billar. Sorprende encontrar un billar en un sanatorio mental, pero ello da una idea del grado de enfermedad de los que residían en este pabellón.
A todo el conjunto se añade la delicada intervención del mobiliario: sofás, poltronas, sillas, mesas, armarios, luces...Cada estancia dispone de una ornamentación unitaria. En el comedor, por ejemplo, predominan las naranjas en todos los detalles, mientras que en el salón la flora de los jardines se prolonga a través de los diáfanos ventanales hasta el mobiliario.
La bola que falta fue sustraída durante una de las visitas guiadas |
Una escalera interior nos conduce a las plantas superiores donde se encuentra toda la distribución de las habitaciones. Cada habitación comunica con el exterior sobre la fachada principal y con los pasillos que dan a la posterior. Uno de los rasgos interesantes de la estructura de las plantas es el diseño de los pasillos, que presentan un recorrido a lo largo de la fachada lo que da una perspectiva de profundidad.
Cada habitación tiene su propio diseño obedeciendo a una ornamentación floral propia. Los pavimentos hidráulicos de la casa Escofet están representados en sus diferentes modelos. Las habitaciones comunican con la de sus cuidadores a través de unas pequeñas ventanas.
Y siempre la rosa, la rosa con la que empezamos estas entradas sobre Reus: Una rosa en la mejilla, que hacía referencia al origen de este símbolo. En 1592, la peste hacía estragos en la villa y no se sabía como combatirla. El 25 de septiembre de 1592 se presentó al jurado una niña llamada Isabel Besora, que decía que la Virgen se le había aparecido y le encargaba que se encendiera la candela que ardía desde tiempo antiguo (desde 1530) ante el sagrario, y así la peste acabaría. Los Jurados no le hicieron caso y la tildaron de visionaria. La chica volvió al campo y después de rogar se le volvió a aparecer la Virgen; Isabel le explicó que los Jurados no la creían sin pruebas y la Virgen María, con su mano, hizo aparecer la "rosa de Reus" en la mejilla de la chica. Si bien siempre ha circulado la hipótesis de que fue este acontecimiento el que estableció el símbolo de la villa, sabemos que, éste ya existía, y este supuesto milagro en cualquier caso sólo fortaleció la representación de la rosa hacia el pueblo de Reus.
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