Ya quedaron atrás las vacaciones, y la rutina diaria ya invade, como siempre, nuestras acciones, pero, ¿y esa rutina que compuso y dio vidilla al verano?
Por ejemplo, este agosto he sido abducida (igual que Enrique) por la serie "The Big Bang Theory". Aunque ya había visto algunos episodios hace dos o tres años, este verano los empecé a ver de forma continua, ya que los emitían en TNT a todas horas, y ello me llevó a convertirme en una frikifan total de la serie. Para los que todavía no la conozcan os diré que se trata de un piso en el que viven un par de físicos y que tienen una vecina muy mona y unos amigos que componen un cuadro muy curioso. Me encanta Sheldon con sus rarezas y quiero sentarme en ese sofá y comer lo mismo que ellos, quiero ver esa tienda de cómics y cotillearlo todo, vamos que me quiero quedar a vivir con ellos.
La lectura del verano también ha estado bien. Por nombrar solo los libros que más me han gustado-entretenido:
"En el país de la nube blanca" cuya portada es preciosa, y creo que una buena lectura estival, aunque no es una obra maestra, y tiene cierta tendencia hacia la novela rosa. Sin embargo, las descripciones del paisaje de Nueva Zelanda están muy logradas. Un libro de los que se podría catalogar de "piscinero".
"El verano de los juguetes rotos" ha sido una gozada leerlo, me encanta el género negro y este libro ha sido una gratísima sorpresa. El argumento gira en torno al aparente suicidio de un joven de la parte alta de Barcelona, aunque no quiero desvelar mucho más el argumento, porque la historia parece transitar por los derroteros habituales del género, pero luego tiene giros inesperados.
"Una esposa de fiar" empezó de una manera brillante, pero se me fue desinflando un poco, la verdad. Un viudo de mediana edad espera en un andén la llegada de la que será su esposa, no se conocen, se han carteado a través de un anuncio en un periódico en el que él solicitaba una esposa, pero nada será lo que parece. Hay reminiscencias de novela gótica, y el arranque es muy atractivo, pero a mí me pareció que hacia la mitad la historia perdía un poco de fuelle.
"Las alas del dinosaurio" me ha encantado, y eso que las primeras páginas no me acababan de convencer, pero luego me lo leí a sorbos grandes, vamos, que apenas me duró dos días. Súper adictivo. Una historia con personajes con muchas aristas, normalmente en el género negro las descripciones de los personajes se dan con pinceladas, pero aquí nos explican toda su vida, y la protagonista del libro es un raro cruce entre Lisbeth de la trilogía de Milennium y una bióloga. Es un libro que habla de dinosaurios, de ciencia, de si hay que buscar la verdad a cualquier precio y cuanto estamos dispuestos a pagar por ello. Para mí ha sido una gozada de lectura, aunque advierto que hay algunas descripciones que pueden dar "asquito" ya que son bastante gráficas.
Otra "rutina" descubierta estas vacaciones ha sido el chispazo. No, ni Coca-cola ni los de Martini me pagan por hacerles publicidad, pero como no me va nada el alcohol, cuando encuentro algo que sí me gusta, me supone una grata novedad, así que estas noches de agosto las hemos amenizado con este brebaje, muy rico.
También hemos descubierto, por fin, el sabor de la Coca-cola de vainilla. Cuando Cristina hablaba de ella en su blog me daban ganas de coger el primer avión e ir a comprarla donde fuera. Y ya la he probado, y está muy buena, me recuerda mucho a los caramelos de Coca-cola. Pero no he tenido que volar para conseguirla, así que si alguien más tiene curiosidad por probarla, en Barcelona la venden en "Taste of America" en la calle Balmes, 322. Ya de paso se pueden comprar muchas otras cosas: galletas, caramelos, tes, cereales, patatas fritas, preparados para pasteles, salsas, etc.
Casi acabó el verano, aunque en Barcelona hace un calor y una humedad tan fuerte que nos da la sensación de agosto total, así que se puede seguir comiendo kalises, que ha sido el anuncio-taladro mas pelma del verano. Iniesta me parece muy buen chico, pero su frase de: "Kalise para todos", con esa alegría que le caracteriza, me ha puesto negra, por lo mucho que se repetía a lo largo del día. Pero ahora, que empieza la otra rutina, la de verdad, pues creo que quizá lo vaya a echar de menos.
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