Esta visita es de las que más ilusión nos hacía, pero en vista de lo ocurrido el primer día y dado que iban a ser grupos muy reducidos, no queríamos arriesgarnos a quedarnos fuera. Así que fuimos temprano y finalmente no hubo ningún problema.
La Torre Colón fue el primer rascacielos del skyline de Barcelona. Levantado hallá por los años 70 su estilo es brutalista, pues los materiales utilizados se muestran en estado bruto. Así, la fachada presenta el cristal y el cemento tal y como quedaría tras un encofrado. Unas enormes barras verticales, que no tienen función estructural, únicamente sirven para estilizar el rascacielos. Pero lo más curioso es que la fachada muestra un alabeo aparente si se observa desde abajo.
La estructura interna del edificio es de hormigón, lo que lo hace mucho más pesado que si fuera de acero. En su parte más alta, y con una inclinación de 45º respecto al resto, se observan las últimas plantas que originalmente debían ser un restaurante y un mirador, pero que nunca se llevaron a cabo, y el depósito antiincendios que todavía sigue operativo.
Tras una primera inspección desde el suelo, subimos en ascensor hasta la planta 21 donde pudimos ver las oficinas (que envidia trabajar con esas vistas) y luego, a través de la escalera de incendios, llegamos a la planta 23 desde donde pudimos contemplar toda la ciudad a 100 metros de altura. Otra curiosidad, que podíamos ver desde allí, es que el parking lo habían construido sobre las primeras plantas.
La azotea daba prácticamente la vuelta por lo que teníamos una panorámica completa de Barcelona. Al principio el día amenazaba lluvia, lo que hubiera molestado un poco, pero acabó saliendo el sol y pudimos hacer unas fotos increíbles.
Así acababa el 48h Open House BCN. Ojalá se pueda repetir el año que viene.
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