Paseos curiosos por Barcelona (16ª parte)

El Call de Barcelona es el sector del actual barrio gótico que antiguamente había sido el barrio judío de Barcelona. La palabra Call significa callejón estrecho. Uno de los mejores conocedores de Barcelona, Alexandre Cirici i Pellicer, fijaba los límites del barrio judío del Call entre las puertas del Castell Nou y el Palau Episcopal, que formaba parte de la muralla romana. El eje de ese pequeño territorio es precisamente la calle del Call.


La comunidad judía se denominaba Aljama y era capaz de aprovisionarse de la mayoría de elementos que le permitían conservar su forma de vida según las tradiciones judías. El barrio judío fue destruido en el transcurso de unos trágicos alborotos tolerados por las autoridades el 5 de agosto de 1391. El resultado: 300 muertos y el resto de habitantes que se refugiaron en el Castell Nou obligados a convertirse, a dispersarse o a morir.
Actualmente el ayuntamiento de Barcelona intenta que esa zona entre a formar parte de la red de juderías que un día u otro existieron en distintas ciudades.

El recinto del Call más antiguo -el Call Major- se ubicaba entre las calles 
de l’Arc de Sant Ramon, Call, Bisbe y Sant Sever. A mediados del siglo XIII 
debió de ampliarse el espacio geográfico destinado a la comunidad,
 y prosperó en los aledaños de lo que es hoy la Iglesia de Sant Jaume -el Call Menor-.
Qué mejor que seguir el itinerario propuesto por Cirici Pellicer adaptado a más de 30 años después. Para ello iniciaremos el recorrido en la Calle Marlet nº1. Allí encontramos la siguiente lápida:


Esta lápida hebrea fue encontrada durante unas obras efectuadas en 1820 y en la que se hace referencia al hospital fundado en el s XIII por el rabino Samuel Hassardi.
Bajo la lápida se colocó la traducción, aunque parece ser que no del todo correcta. Donde dice:  "El Santo rabino Samuel Hasareri. Nunca se acabe su vida. Año 692". En realidad debería decir: "Fundación Pia de Samuel ha-Sardí; su luz luce permanentemente". Luego la inscripción sigue haciendo referencia a su hallazgo: "Se halló con otros restos del tiempo de los judíos en esta casa levantada sobre las ruinas de las que fundó Sto.Domingo. Año 1826". La lápida original se encuentra en el Museo de Historia de la Ciudad, mientras que la que contemplamos en la calle es una fiel reproducción colocada en el mismo lugar en 1981.


Dos casas más arriba encontramos la Sinagoga Mayor en Marlet nº 5. En el año 1987, el medievalista Jaume Riera i Sans dio los pasos iniciales que permitieron prever la situación exacta de lo que fue la Sinagoga Mayor de Barcelona hasta 1391. Cuando en 1995 el antiguo propietario del inmueble decidió venderlo el espacio iba a ser destinado a bar, pero finalmente Miguel Iaffa lo adquirió para poder ser restaurado y preservado.

Interior de la Sinagoga antes de la restauración. Sala 1

Sala 2
Exteriormente puede observarse como una de las paredes no sigue la línea de la calle pues sus ventanas están orientadas hacia Jerusalem.


La entrada a la Sinagoga es a través de una pequeña puerta y en su interior encontramos dos salas.


Se trata de un edificio cuyos cimientos se remontan a la época romana. En la primera sala, destacan restos de un edificio que corresponden a los primeros tiempos de Barcelona, como un "opus africanum", un tipo de obra que se realizaba entonces en edificios de uso público.



También pueden verse los muros medievales del siglo XIII, y bajo el suelo de cristal otro muro de la misma época que el "opus" y que corresponde al edificio original. Al fondo han aparecido unas balsas de los tintoreros de la familia d'Arguens que pasaron a ocupar la sinagoga a partir de 1477. Al ser descubierta su condición de criptojudío, tuvieron que huir a Francia, siendo quemados en efigie por la Inquisición.


La siguiente sala sería la sinagoga propiamente. Su entrada era antiguamente desde el Nor-oeste, desde donde lo primero que se veían eran los ventanales que se orientaban hacia la luz de Jerusalem. Lo primero que sorprende son sus reducidas dimensiones (12x7 m), sin embargo era el mayor tamaño permitido en la época. El habitáculo está actualmente repleto de objetos, tanto religiosos como de uso cotidiano lo que constituye un pequeño museo. Todos esos objetos han sido donados a la sinagoga. Pero lo que más destaca por su tamaño es el "menorah" o candelabro de siete brazos obra del artista mallorquín Ferran Aguiló (1957) en recuerdo de sus antepasados.



Rollos manuscritos de la Torah. Los que se utilizan para 
la ceremonia se emplazan en el Arca o Aarón Hakodesh
En el siguiente plano podemos ver un resumen de lo expuesto:

1. Opus africanum. 2. Muros medievales del s.XIII. 3. Muro romano.
4. Construcción de la época tardorromana. 5. Balsas de tintoreros.
6. Entrada primitiva. 7. Ventanales orientados. 8. Menorah.
9. Muros tardorromanos. 10. Muros de los s. XIII y XVII.  
En la pared Norte exterior se encuentra la efigie de Santo Domingo, colocada allí al cambiar el nombre de la calle a Sant Domenec del Call. Los edificios emblemáticos de las juderías se cristianizaban con la efigie de algún santo.


Al salir de la sinagoga solo hay que andar unos pasos para encontrarnos con la casa más antigua de Barcelona en Sant Domenec del Call nº 6


Esta casa ya estaba habitada en el siglo XII y pasó por todo tipo de visicitudes, incluido su utilización como burdel durante la posguerra. En el año 2000 fue reformada por el arquitecto Elies Torres para un particular que la quería como residencia particular. Llama la atención la inclinación de la fachada como consecuencia del terremoto de 1428.
En la calle de la Fruita nº 4 observamos los quicios de la puerta a la entrada de un bar.


El metzuzac es un agujero practicado en el quicio de la puerta para guardar los pergaminos de la Torah. En esta antigua mansión, ahora bar en su planta baja, persiste ese recuerdo medieval, aunque de forma tapiada. También se encontraron metzuzac en la Sinagoga Mayor y en la casa restaurada de Sant Domenec del Call.
Volviendo a la calle de Sant Domenec del Call enseguida se llega a la Plaza de Manuel Ribé.


Esta placeta dedicada a quien fuera jefe de la Guardia Urbana y más tarde de protocolo del Ayuntamiento, es fruto de las bombas que el 30 de enero de 1938 dejaron caer los aviones fascistas provocando la destrucción de varias casas de la ciudad antigua.
Para nuestro siguiente punto solo hay que caminar hasta el fondo y en la calle del Arc de Sant Ramon del Call nº8 encontramos la casa del alquimista.



A esta casa le atribuye Joan Amades la siguiente leyenda. Aquí vivía un judío alquimista con su única hija que se había enamorado de un joven cristiano que quería tener relaciones amorosas con la muchacha, pero no casarse con ella, razón por la cual la joven rompió con su cortejador. Encargó el despechado al judío un aroma que provocara la muerte instantánea. El judío, ignorante de las intenciones de su cliente, atendió a la petición sin saber que la víctima iba a ser su hija. Desesperado, el alquimista abandonó la casa que fue conocida durante años como la Casa Encantada. Ésta fue comprada por el Ayuntamiento de Barcelona en 2002 con la intención de crear un centro de información del Call.
Si nos dirigimos a la calle de Sant Sever y giramos a la izquierda descenderemos por la Baixada de Santa Eulalia hasta llegar a la calle Banys Nous nº 10.


En otoño de 2002 se descubrió en el interior de una tienda que hacía reformas un patio delimitado por seis arcos, dentro de un conjunto dividido en dos partes: era un antiguo mikvé (baños públicos donde se realizaban los baños de purificación que prescribía el judaísmo) del Call barcelonés. Su estado de conservación era bueno teniendo en cuenta que son del s. XII. Los baños, cuyos planos y maqueta se muestran en el Museo de Historia de la Ciudad:


fueron fundados en el año 1160 por el judío Abraham Bonastruc, alfaquí del conde Ramón Berenguer, quien compartía con él beneficios a cambio de ceder unas tierras extramuros, bajo el Castell Nou, donde la abundancia de agua permitía desarrollar el negocio. (Éstos eran los baños para hombres, muy cerca en la calle de la Palla nº8 en el sótano de Caelum se encontraban los antiguos baños judíos para mujeres).
De hecho, el nombre de Banys Nous ya se puso a esta calle porque en 1835 fueron destruidos otros que subsistían en la esquina con Boquería, de los que se conservan dos columnas en el museo de Arqueología.
A pocos metros a mano izquierda y en la calle del Call nº 5 encontramos el Castell Nou.


A la entrada del Call se encontraba esta construcción en la que unos pocos restos arrancan de la pared junto a una ventana gótica en una casa que se remonta al s. XIII.
Bibliografía: Paseos insólitos para descubrir Barcelona. J.M.Huertas

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