Sopa de cebolla
Si alguien me hubiese dicho hace años, que me gustaría la sopa de cebolla, le hubiese dicho que ni hablar. Es curioso, debe ser que cuanto más mayor te haces, al menos en mi caso, tienes menos prejuicios en probar sabores nuevos y platos que antes te parecían imposibles y que se acaban convirtiendo en tus platos favoritos. Desde luego que hay comidas que aún las tengo atravesadas, pero si las circunstancias me llevan a comerlas, hago el intento y me las como. Éste ha sido el camino que ha recorrido esta sopa tan francesa et moi.
Pero para que me apetezca hacerla y disfrutarla han de coincidir dos circunstancias: que haga mucho frío, y que tenga queso Comté en casa. También se podría hacer con Emmental, pero no es lo mismo, al menos para nosotros.
Os pongo un poco de historia de este queso (Fuente Wikipedia)
Es mencionado este queso por varios autores, desde Plinio el Viejo en la antigüedad a Víctor Hugo en el siglo XIX. Se trata, pues, de un queso antiguo, producido al menos desde los tiempos de Carlomagno. Originalmente se hacía en comunidades aisladas lejos de los mercados, por lo que sólo podían vender el queso unos pocos días al año. Hacían grandes ruedas de queso para conservar los excedentes de leche y poder almacenarlos durante el largo invierno. El Comté nació en los tiempos en los que la rudeza de los largos inviernos obligaba a los seres humanos a pensar colectivamente en su subsistencia. Eran lecherías alpinas llamadas fruitières, de las que aún quedan en la meseta del Jura. Obtuvo el reconocimiento AOC en 1952, siendo el primer queso francés que la obtuvo. Debe llevar en la etiqueta el logotipo con las iniciales INAO, las palabras «Appellation d’Origine Contrôlée» y el nombre del queso.
Bueno, vamos por la receta, que es muy simple, las cantidades serían para cuatro personas, hay muchas variaciones, un paseito por la Red nos darán múltiples posibilidades, la que os pongo es la mía.
Ingredientes:
- Cinco cebollas grandes
- 30 gramos de mantequilla
- Un litro de caldo (verduras, pollo)
- Tostadas (de chapata en mi caso)
- 100 gramos de queso Comté o Emmental rallado
- Un poco de aceite de oliva
- Sal
Preparación:
Pelar las cebollas en rodajas, lo más finas que se pueda. Si lo hacéis con mandolina mucho mejor. Las freís en una cazuela mediana a fuego muy suave, en la que habréis puesto el aceite y la mantequilla, os ha de quedar tostadito, pero no quemado, hay que estar removiendo y vigilando en todo momento. Esto puede tardar veinte o treinta minutos.
Cuando ya esté tostadita, le añadiremos el caldo, y dejamos hervir diez minutos.
Repartimos en cazuelitas aptas para el horno el caldo y la cebolla y una tostada, o dos, o tres, teniendo en cuenta que en la sopa el pan hará algo de mazacote. Si os quedáis cortos de pan siempre se puede poner después.
Ponemos el queso rallado por encima, y al horno. Si no estáis seguros de que vuestro recipiente sea apto para el horno, dejad la puerta del horno medio abierta unos cinco o diez centímetros y así seguro que no se romperá. Dejamos que se gratine y ya está.
Espero que alguien se anime a hacerla o probarla, y que disfrute de una sopa humilde y magnífica en su sencillez, seguro que si os gusta, tendréis la sensación de estar confortados en un día de frío en cuerpo y espíritu.
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